Jóvenes, fe y discernimiento vocacional: un fuerte llamado a la reflexión

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Como Hija del Oratorio y trabajando «entre, con y por los jóvenes», el Sínodo de los Obispos sobre «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional» es un acontecimiento frente al cual no puedo permanecer indiferente, sino que me «exige una explicación y una profunda reflexión». Considero importante y necesario hacer una composición de lugar, retornando con la mente, y sobre todo con el corazón, a la situación histórica del año 1900 y al lugar en el que San Vicente, como párroco, desarrollaba su actividad pastoral, sólo así se puede comprender el motivo de su preocupación y el sentido de su trabajo con y por los jóvenes, tarea que debemos continuar hoy cada una de las Hijas del Oratorio. Personalmente fue suficiente recordar la frase con la que, en1901, San Vicente, comenzó la redacción de las Constituciones de las hermanas Hijas del Oratorio del año 1901: «TODOS VEN Y DEPLORAN LOS GRANDES PELIGROS A LOS CUALES ESTA EXPUESTA LA JUVENTUD DEL CAMPO Y DE LA CIUDAD». No podemos desconocer que los jóvenes de hoy en día llevan una vida muy diferente a la de décadas pasadas y que es inevitable que las cosas cambien con el tiempo, más allá de eso siento que esa frase es muy actual, y muestra que San Vicente no fue sólo fue sacerdote «fervoroso», «entusiasta» y «apasionado» por los jóvenes, sino que esa pasión por los jóvenes le permitió «ver más allá», ser «visionario» y transformar esa «pasión» en «acción».

Entonces, ¿Qué significa para nosotros, hoy, como Hijas del Oratorio estar entre los jóvenes y continuar con su misión?Personalmente pienso que en una sociedad cada vez más preocupada por una organización eficaz de la vida quele permita optimizar el tiempo paraproducir y consumir más, «hacer más», «tener más»,y lograr un mayor bienestar, que no está mal, pero muchas veces se olvida d la «primacía de Dios» y se desconoceel valor de la gratuidad. Como Hijas del Oratorio debemos ser para los jóvenes un testimonio alegre del Espíritu de Dios en el mundo, ser «profetas» por la forma en que vivimos, encontrar en cada una de nosotros disponibilidad a la escucha, ayudarlos a discernir, acompañarlos, animarnos a preguntarles: ¿Te pasa algo? ¿Te puedo ayudar? ¿Qué necesitas? ¿Cuál es tu proyecto de vida? Aquí estoy, podes contar conmigo, es decir, ofrecerles ese espacio de «gratuidad» que tal vez en otro lado no encuentran. Quienes estamos en la comunidad de Caseros pasamos mucho tiempo entre los jóvenes, y cada día hay una frase que nos anima a continuar esta tarea diaria «NO DEJEN NADA POR HACER EN BENEFICIO DE LOS JÓVENES» , aunque la tarea parezca ardua no bajemos los brazos en nuestro compromiso de «CAPACITAR JÓVENES PARA INSERTARSE COMO PERSDONAS RESPONSABLES Y LIBRES EN LA SOCIEDAD CIVIL Y EN LA COMUNDIAD CRISTIANA», (Const. Art. 92) y, en la oración,  pidamos que en  el corazón de muchos jóvenes resuene el llamado de Jesús: «Ven, sígueme».

Hna Clelia Bronzone

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